El vagabundo y el peregrino

Los miembros de la peregrinación Valle de Alcudia tienen ya a un tiro de piedra el Monte del Gozo y la meta final: la Catedral de Santiago de Compostela
Cuando los momentos tocan médula mejor condensarlos en pocas palabras. Ocurre que el pulso se acelera para describir intensidades vívidas. De modo que mejor dejarlo reposar como la madre de un buen vino. Quizá resulten más efectivas palabras sueltas: lluvia, recogimiento, oración, paz…- que aún queda la llegada al Obradoiro. Tiemblo al pensar cómo describir ese momento. ¿Y si de repente me asalta el último dragón mostrándome la inutilidad de lo vivido? En la pizarra virtual común del Camino la peregrina ha escrito: LA CUMBRE. ¿Cómo describir una sensación que no conozco su nombre, ni tengo palabras para ello? Un camino largo, difícil y lluvioso. Una ducha hirviendo, unas lentejas calientes y un viento helado. Un apretón de manos, que calienta el corazón. Un diálogo que ignoro que libera el alma. Unas lágrimas retenidas durante tanto tiempo que alivian el dolor oculto. Un abrazo que da vida. ESPERANZA, volver a caminar en la misma dirección, no dos, sino TRES”. Y que cada cual saque sus propias conclusiones. Anoto aquí lo que el peregrino-pater nos facilita por la virtualidad mural: la paz del monasterio no debe ser un recurso psicológico de evasión-falsa paz-, sino una señal para la búsqueda del camino de la paz definitiva. Seguir leyendo…